jueves, 3 de julio de 2014

Enfermedades periodontales (y II). Cómo tratarlas



La primera parte de este post explicaba las principales enfermedades periodontales y cómo éstas se encuentran más presentes en nuestras vidas de lo que podemos imaginar. Las más habituales son la gingivitis y la periodontitis, aunque muchas personas no saben realmente en qué consisten o, en algunos casos, ni siquiera han oído hablar de ellas.

En esta segunda parte, sin embargo, abordamos las manifestaciones de estas patologías en la boca y, también, qué tratamientos existen para evitar que vayan a más.

La sintomatología más frecuente en estas enfermedades se puede resumir en un sangrado espontáneo o durante el cepillado de los dientes; mal sabor o mal olor de boca; enrojecimiento; retracción; cambio de posición de los dientes; aparición de pus en la encía sensibilidad térmica; dolor e incluso movilidad.

¿Quién debe de realizar el diagnóstico? El dentista. Si usted ha notado alguno de estos signos o síntomas, es aconsejable que acuda a su especialista para que lo valore la situación y, en su caso, se tomen las medidas oportunas.

Características del tratamiento

La completa eliminación de las bacterias es el objetivo buscado en el tratamiento, aunque también actuar sobre los factores que nos hacen más susceptible a ellas, como el tabaco y ciertas alteraciones dentarias, entre ellas los dientes mal colocados.

Para el tratamiento de la gingivitis es suficiente con llevar a cabo una mejora de la higiene oral y realizar una limpieza de boca, acciones ambas preventivas rápidas, fáciles y que apenas ocasiones molestias.

Para la periodontitis, sin embargo, es necesario realizar en primera instancia un detallado estudio periodontal clínico y radiológico, de tal forma que nos ofrezca un análisis detallado de la situación antes de comenzar el tratamiento.

La base del tratamiento se encamina a eliminar esas bacterias de la bolsa periodontal, lo que se conoce como raspado y alisado radicular o fase desinflamatoria.

Si la bolsa periodontal es profunda, lo más normal es que no se consiga un control total de la infección, siendo necesaria una cirugía periodontal para que el tratamiento sea eficaz y completo.

Cuanto tengamos el control sobre la patología, realizar controles periodontales de mantenimiento con cierta frecuencia ayudará a nuestra salud bucodental. ¡Y nunca olvidar nuestra higiene oral diaria!

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